jueves, 5 de abril de 2012

Introducción

La práctica de la eutanasia fue recomendada por Platón, Aristóteles y luego por Lutero. Tomas Moro y Michael Montaigne, en el siglo XVI, llegaron a considerarla una opción racional y éticamente valida si es voluntaria y se da en ciertas circunstancias.
El termino eutanasia se popularizo en el siglo XVII y se uso ampliamente para designar diversas formas de muerte tranquila y natural. A partir XIX, se refiere a todas las formas de muerte permitidas o provocadas en el paciente.
Desde la antigüedad la eutanasia ya era conocida y practicada con el fin de quitarles la vida a aquellas personas que sufrían incapacidad por ejemplo: en la India antigua los incurables eran conducidos al borde del Ganges allí los asfixiaban tapándole la nariz y la boca con barro luego eran arrojados al río sagrado. En la Grecia antigua se practico indudablemente la eutanasia.
En Roma adquirió su más cabal expresión cuando se daba muerte rápida a aquellos quienes en  los circos quedaban mal heridos y presas de la agonía cruel.
Desde la concepción la persona ya es sujeto de derecho por lo tanto cuenta con los derechos con los que la constitución los ampara. Se dice que la persona tiene derecho a la vida pero hasta qué punto es libre de decidir si ¿vivir o morir? Qué pasa con aquellas personas que como se dice están muertos en vida y que su vida depende de una maquina, tiene derecho a seguir viviendo y cargando con el dolor que embarga su cuerpo. Por eso hace una décadas atrás las personas han planteado un método para terminar con ese sufriendo que agobia a cualquier enfermo terminal , la eutanasia, como método usado para culminar con dicho sufrimiento de aquellas personas que están postradas en su cama sin poder hacer uso de sus facultades.



Desde ya hace algún tiempo, pero cada vez con mayor intensidad la regulación de la
práctica de conductas eutanásicas constituye objeto de una amplia polémica en la que se implican perspectivas y aspectos tan variados como los jurídicos, sociales, médicos, filosóficos, religiosos o propiamente políticos a la que como todas las sociedades en el presente trabajo se pretende dar cuenta de modo necesario las tres posiciones: legal, social y religiosas acerca de la eutanasia en el Perú.

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