jueves, 5 de abril de 2012

Conclusiones

                                                 
La Eutanasia es una polémica social con diversas posturas alrededor del mundo y tomada de acuerdo con los valores y decisiones de cada lugar. Es así como se llega a conclusiones parciales a cerca de este controversial tema en diversos aspectos:


Aspecto religioso

En la actualidad, los principios de índole religioso poseen una importancia relevante en la población .De esta manera, sus actitudes cotidianas, en la mayoría, están determinadas por la normas dictadas por el Magisterio de la Iglesia. En esto se manifiesta la gran valía de la vida humana, además, de la dignidad del hombre procedente del creación hecha por Dios. Por ello, la rotunda negativa de la religión católica por considerar a la eutanasia un atentado contra el Creador, por ende un pecado contra él .En otras palabras, sus argumentos se centran en la fe cristiana, que es el pilar para esta concepción; estas son invariables al tiempo y a las circunstancias y manifiesta una preocupación por todo lo concerniente al ser humano.

  Aspecto legal

La mayoría de países del mundo desaprueban la aplicación de la eutanasia, salvo en ciertos países como Holanda y Japón en donde este tema es permitido (sólo bajo ciertas condiciones). Por tanto, es necesario respetar la legislación de cada país.
Actualmente en el Perú bajo ninguna condición, la eutanasia no es legal, sino por el contrario se considera un crimen según los principios de la bioética y el código civil y penal. Más el hecho de que esta legislación lo prohíbe no significa que los propios abogados compartan una misma opinión.

  Aspecto social

En el ámbito social se consideran diversas opiniones; la sociedad al estar marcada en diversas clasificaciones o grupos sociales, muestra a con respecto a este tema diferentes posiciones. Por ejemplo, podemos concluir que los jóvenes tienen una mente más abierta que los adultos y ancianos quienes guardan una opinión más conservadora.
Podemos señalar que los medios de comunicación, debido a su propagación masiva, influyen, de manera indirecta, en el receptor. De esta manera, este puede desarrollar un punto de vista crítico y propio frente a este tema.

Puntos a favor y en contra de la eutanasia

                  Puntos a favor de la eutanasia


La vida es el valor esencial y debe ser protegida por el Estado con todos los medios posibles, pero no podemos dejar de lado la parte humana del tema y ser honestos al señalar que la muerte debe ser lo menos traumática y dolorosa posible y esta alternativa ofrece la eutanasia, la cual dista de ser un crimen, sus motivos son de misericordia tanto para el que sufre como para aquellos que lo rodean.
Para apoyar la eutanasia es necesario realizar un análisis profundo y reflexivo al respecto, sin dejarse influir por las concepciones morales y religiosas que cada uno de nosotros posee, lo cual es sin duda difícil, pero consideramos que al existir un derecho a la vida y todo cuanto ello implica, la dignidad y libertad de la persona humana, es también imprescindible que exista un derecho a morir dignamente y esto se traduce en la eutanasia positiva, que es una salida válida para un enfermo terminal que ya no desea sufrir más, es una decisión íntima y personal, que sólo corresponde tomar a la persona en cuestión.
Además al prolongar artificialmente la existencia de una persona, a cualquier costo:
¿Estamos hablando realmente de vida o sólo de una existencia biológica?
No debemos olvidar, como antes señalábamos los motivos humanitarios frente al sufrimiento innecesario de un enfermo terminal solo se alarga su agonía y no su vida.
Existen varios casos como el de un enfermero el cual relata:
“Como enfermero, me ha tocado ver morir a mucha gente, a demasiada, y muchas de ellas han muerto más tarde de la cuenta, de una forma indigna, enchufada a maquinas y sufriendo
Cuando le practicas la eutanasia a un enfermo terminal, no estás siendo su asesino, estas siendo su último amigo.”
Alargar la vida a todo costo no es un buen acto siempre, muchas veces supone algo llamado "encarnizamiento terapéutico", aparte de acarrear un sufrimiento de más a alguien cuya existencia por desgracia no tiene solución.
El moralista McCormick en un artículo escrito en 1981 suavizó su posición referente a la legislación sobre “Esta es mi Voluntad” porque un impresionante número de médicos, abogados y legisladores siguen creyendo que la afirmación de una persona no es válida sin el respaldo de una ley.
 Soy de parecer que las principales objeciones contra la legislación a cerca del derecho a morir está todavía en pie. El propósito de tal legislación, afirma el derecho natural de un paciente terminal a morir en paz, es recomendable y moralmente justa. Con todo, este objetivo no se alcanza con facilidad, porque las leyes exigen un documento legal, una voluntad expresa, antes de que se tome la decisión de no aplicar las técnicas para mantener la vida”
Para concluir no debe intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir, haciendo del paciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante (como ocurre en los hospitales universitarios actualmente).

         
 Puntos en contra de la eutanasia


Es imposible concebir que en nuestro país se acepte una práctica que atente contra la vida, del modo en que se vea la eutanasia en cualquiera de sus formas es un asesinato, aún cuando se escude en razones de índole humanitarias.
El derecho a la vida contemplado en el artículo 19 n°1 es base de nuestro ordenamiento jurídico y el Estado, que se encuentra al servicio de la persona humana no puede ni debe permitir la aplicación de este atentado contra la vida, la cual debe proteger y no brindar los medios para acabar con ella.
No podemos obviar que todas las religiones rechazan la práctica de la eutanasia, siendo la religión católica el más acérrimo enemigo de la eutanasia, dado que Dios nos entrega la vida y sólo Él puede determinar en que momento acaba, sin intervenir el hombre del modo en que sea.
La práctica de la eutanasia contraviene todos los principios éticos y morales que sustentan nuestra sociedad, atenta contra los valores religiosos en los cuales se ha sostenido durante siglos la Iglesia Católica.
El Comité Permanente de Médicos Europeos anima a todos los médicos a no participar en la eutanasia, aunque sea legal en su país, o esté despenalizada en determinadas circunstancias.
La Organización Médica Colegial de España considera que «la petición individual de la eutanasia o el suicidio asistido deben ser considerados generalmente como una demanda de mayor atención pudiendo hacer que desaparezca esta petición aplicando los principios y la práctica de unos cuidados paliativos de calidad».En el caso de los Países Bajos, uno de los primeros países en despenalizar al médico que practique la eutanasia, el estudio Remmelink reveló que en más de mil casos el médico admitió haber causado o acelerado la muerte del paciente sin que éste lo pidiera, por razones variadas, desde la imposibilidad de tratar el dolor, la falta de calidad de vida o por el hecho de que tardara en morir.
La postura de las iglesias cristianas en tanto, a nivel mundial, es mayoritariamente contraria a la eutanasia y al suicidio asistido: es el caso de la Iglesia Católica Romana y de las Iglesias evangélicas y pentecostales. La postura del actual papa Benedicto XVI quedó explícitamente recogida en una carta (de 2004) a varios eclesiásticos estadounidenses.
No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia. Por ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena de muerte o en la decisión de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón indigno de presentarse a recibir la Sagrada Comunión. Aunque la Iglesia exhorta a las autoridades civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer discreción y misericordia al castigar a criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena capital. Puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y la eutanasia. Los argumentos en contra inciden en la “inviolabilidad” de la vida humana, la defensa de su dignidad independientemente de las condiciones de vida o la voluntad del individuo implicado, y las repercusiones sociales de desconfianza que podría conllevar la eutanasia.
La Asociación Médica Mundial considera contrarios a la ética y condena tanto el suicidio con ayuda médica como la eutanasia. En cambio recomienda los cuidados paliativos.
La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es contraria a la ética. Ello no impide al médico respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la muerte siga su curso en la fase terminal de su enfermedad.

Declaración sobre la Eutanasia adoptada por la 38ª Asamblea Médica Mundial
Madrid (España), octubre de 1987

Situación le legal de la eutanasia en el Perú




Nuestro Código Penal, en el título referido a los Delitos contra la vida, el cuerpo y la salud, tipifica el delito de "Homicidio por piedad", en el artículo 112 del citado cuerpo normativo; no se utiliza pues el término eutanasia.
EL ARTÍCULO 112º DEL CODIGO PENAL DEL PERU  DE 1991 PRESCRIBE: EL QUE POR PIEDAD, MATA A UN ENFERMO INCURABLE QUE LE SOLICITA DE MANERA EXPRESA Y CONSCIENTE PARA PONER FIN A SUS INTOLERABLES DOLORES, SERA REPRIMIDO CON PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD NO MAYOR DE TRES AÑOS”…

Tal como señala el Dr. Luis Alberto Bramont-Arias Torres , especialista en Derecho Penal, nuestra legislación ha tipificado en el homicidio por piedad a la eutanasia activa, mas no a la pasiva (no prolongar artificialmente la vida de quienes indefectiblemente están destinados a la muerte, en la medida en que tal alargamiento sólo traiga efectos de sufrimientos), ni la indirecta (que supone el adelantamiento de la muerte,  que se conoce como cierta, mediante el suministro de medicamentos que sirven para mitigar el dolor físico del enfermo).
La eutanasia, es la acción u omisión realizada por el profesional de la salud, a solicitud del paciente o de terceros, a fin de dar la muerte a un enfermo incurable poniendo fin a su sufrimiento.
De otro lado, EL HOMICIDIO PIADOSO U HOMICIDIO POR PIEDAD, se presenta cuando falta alguno de los requisitos de la eutanasia (por ejemplo, ausencia de petición del paciente).
Pero, no obstante tipificar el homicidio por piedad, el legislador lo ha atenuado disponiendo una pena máxima de 3 años pues brinda vital importancia al consentimiento expreso y voluntario del enfermo, colocando al que realiza la eutanasia como un mero colaborador, por lo que es este acto de colaboración lo que se castiga.
Así, existen tres aspectos fundamentales para concluir que estamos, legalmente, frente a la figura de la eutanasia activa u homicidio por piedad: el móvil de piedad que es el que impulsa al autor del hecho, la petición expresa y consciente de la víctima y la existencia de dolores intolerables que hacen difícil la vida del paciente.

Hay que dejar bien sentado que UNA COSA ES EUTANASIA Y LA OTRA: EL HOMICIDIO PIADOSO U HOMICIDIO POR PIEDAD, muy a parte de saber si es necesario mantener en vida, cueste lo que cueste, a las personas enfermas o lesionadas gravemente y a las que el médico, a partir de determinado cuadro clínico, considera condenadas de modo irreversible a nuestra muerte próxima.

Situación legal de la eutanasia en diversos países




En Europa, sólo Holanda y Bélgica han legalizado la eutanasia, mientras que Suiza la tolera y en Luxemburgo está en curso el proceso de legalización.
  
El 1 de abril de 2002, Holanda se convierte en el primer país del mundo en legalizar la eutanasia. La ley exime al médico de procesos legales si respeta ciertos "criterios con minuciosidad".

Bélgica hizo lo propio en septiembre de 2002.

El 18 de diciembre de 2008, los diputados luxemburgueses se pronunciaron a favor de legislar la eutanasia, en caso de situación médica "sin solución", pero la prohíbe para los menores. La validación del texto, al que se opone el Gran Duque Enrique, podría llevar tiempo, ya que una ley que reduce los poderes del jefe del Estado no entró aún en vigor.

ü  PAISES QUE PROHIBEN LA EUTANASIA, PERO AUTORIZAN UNA "AYUDA A MORIR"

En Italia, la eutanasia está prohibida, pero la Constitución reconoce el derecho de rechazar cuidados médicos.

En Francia, la Lye Leonetti del 22 de abril de 2005 instauró el derecho a "dejar morir", sin permitir a los médicos que practiquen la eutanasia.

En Suiza, un médico puede administrar a un enfermo terminal que desee morir una dosis mortal de un medicamento que tomará el propio enfermo.

En Gran Bretaña, la eutanasia está prohibida. Desde 2002, la justicia autoriza la interrupción de tratamientos médicos en algunos casos.

En Alemania y Austria, la eutanasia pasiva, como el hecho de desconectar una máquina, no es ilegal si el paciente da su consentimiento.

En España, la eutanasia no está autorizada, pero la ley reconoce el derecho de los enfermos a rechazar cuidados médicos. El gobierno, tras estudiar legalizar el suicidio asistido, anunció en enero que desestima legislar sobre esta cuestión durante la presente legislatura.

En Portugal, la eutanasia y el suicidio asistido están considerados por el código penal como homicidios.

Según el nuevo código deontológico de los médicos, adoptado en enero, "la utilización de medios extraordinarios para mantener la vida" pueden ser interrumpidos en caso de muerte cerebral o a petición del enfermo, pero en ningún caso puede interrumpirse la hidratación y la alimentación administradas artificialmente.

En Noruega, un médico puede decidir no tratar a un paciente terminal a petición de éste o, si el enfermo no puede comunicar, a petición de sus familiares.

En Dinamarca, desde finales de 1992, se puede hacer un "testamento vital" que los médicos deben respetar.

En Suecia se autoriza la asistencia médica al suicidio.
 En Hungría y en la República Checa, los enfermos terminales pueden rechazar sus tratamientos.

En Eslovaquia, si bien "la eutanasia y el suicidio asistido son inaceptables", el personal médico puede "atenuar el dolor de los enfermos incurables y moribundos y respetar los deseos del paciente de acuerdo con la legislación".
ü  PAISES DONDE LA EUTANASIA ESTÁ PROHIBIDA Y NO PREVEN AYUDAS PARA MORIR

En Grecia y en Rumanía la eutanasia o la asistencia al suicidio pueden penarse con hasta siete años de prisión.

Bosnia, Croacia y Serbia la consideran un homicidio.

En Polonia se castiga con penas de entre tres y cinco años de cárcel, aunque en "casos excepcionales" el tribunal puede aplicar un atenuante a la pena, incluso anular la condena.

En Irlanda, la eutanasia como tal no aparece en la ley, pero toda forma de asistencia a la muerte o al suicidio es ilegal y condenable hasta con 14 años de prisión.

Historia de la eutanasia



La eutanasia no es algo nuevo. Está ligada al desarrollo de la medicina moderna. El solo hecho de que el ser humano esté gravemente enfermo ha hecho que en algunas distintas sociedades la cuestión quede planteada. La eutanasia es un problema persistente en la historia de la humanidad en el que se enfrentan ideologías diversas.
La eutanasia no planteaba problemas morales en la antigua Grecia: la concepción de la vida era diferente. Una mala vida no era digna de ser vivida y por tanto ni el eugenismo, ni la eutanasia suscitaban grandes discusiones. Hipócrates representa una notable excepción: prohíbe a los médicos la eutanasia activa y la ayuda para cometer suicidio.
Durante la Edad Media se produjeron cambios frente a la muerte y al acto de morir. La eutanasia, el suicidio y el aborto bajo la óptica de creencias religiosas cristianas son considerados como “pecado”, puesto que la persona no puede disponer libremente sobre la vida, que le fue dada por Dios. El arte de la muerte (ars moriendi), en la cristiandad medieval, es parte del arte de la vida (ars vivendi); el que entiende la vida, también debe conocer la muerte. La muerte repentina (mors repentina et improvisa), se consideraba como una muerte mala (mala mors). Se quiere estar plenamente consciente para despedirse de familiares y amigos y poder presentarse en el más allá con un claro conocimiento del fin de la vida.
La llegada de la modernidad rompe con el pensamiento medieval, la perspectiva cristiana deja de ser la única y se conocen y se discuten las ideas de la Antigüedad clásica. La salud puede ser alcanzada con el apoyo de la técnica, de las ciencias naturales y de la medicina.

Hay pensadores que justifican el término activo de la vida, condenado durante la Edad Media. El filósofo inglés Francis Bacón, en 1623, es el primero en retomar el antiguo nombre de eutanasia y diferencia dos tipos: la «eutanasia exterior» como término directo de la vida y la «eutanasia interior» como preparación espiritual para la muerte. Con esto, Bacón se refiere, por una parte, a la tradición del «arte de morir» como parte del «arte de vivir», pero agrega a esta tradición algo que para la Edad Media era una posibilidad inimaginable: la muerte de un enfermo ayudado por el médico. Tomás Moro, en la Utopía (1516), presenta una sociedad en la que los habitantes justifican el suicidio y también la eutanasia activa, sin usar este nombre.
Para Bacón, el deseo del enfermo es un requisito decisivo de la eutanasia activa; la eutanasia no puede tener lugar contra la voluntad del enfermo o sin aclaración:

Quien se ha convencido de esto, quien termina su vida, ya sea voluntariamente a través de la abstención de recibir alimentos o es puesto a dormir y encuentra salvación sin darse cuenta de la muerte.
Contra su voluntad no se debe matar a nadie, se le debe prestar cuidados igual que a cualquier otro.
Francis Bacón

El darwinismo social y la eugenesia son temas que también comienzan a debatirse. En numerosos países europeos se fundan, a comienzos del siglo XX, sociedades para la eutanasia y se promulgan informes para una legalización de la eutanasia activa. En las discusiones toman parte médicos, abogados, filósofos y teólogos.

La escasez económica en tiempos de la primera guerra mundial sustenta la matanza de lisiados y enfermos mentales. La realidad de los programas de eutanasia ha estado en contraposición con los ideales con el que se defiende su implementación. Por ejemplo, los médicos durante el régimen nazi hacían propaganda en favor de la eutanasia con argumentos tales como la indignidad de ciertas vidas que por tanto eran, según aquella propaganda, merecedoras de compasión, para conseguir así una opinión pública favorable a la eliminación que se estaba haciendo de enfermos, considerados minusválidos y débiles según criterios médicos. Por eso, ante la realidad de los crímenes médicos durante el régimen nazi, en los Juicios de Núremberg (1946 – 1947) se juzgó como criminal e inmoral toda forma de eutanasia activa y además se estableció de manera positiva, es decir expresamente, que es ilegal todo tipo de terapia y examen médico llevado a cabo sin aclaración y consentimiento o en contra de la voluntad de los pacientes afectados.
En el presente, se sustentan diferentes opiniones sobre la eutanasia y son variadas las prácticas médicas y las legalidades en los distintos países del mundo. En general en los hospitales, los profesionales de medicina paliativa, en residencias especializadas en el tratamiento de enfermos terminales (hospice en inglés), en los domicilios particulares, y también los grupos de autoayuda, trabajan por la humanización en el trato con los moribundos y quieren contribuir a superar la distancia entre la vida, la muerte y las prácticas médicas.
Estos son algunos de los hechos históricos que se producen en un ámbito fundamentalmente público. Poco investigadas y mucho menos conocidas son las diferentes prácticas reales de las personas frente al acto de morir. Se sabe que hasta fines del siglo XIX en América del Sur existía la persona del “despenador” o “despenadora”, encargada de hacer morir a los moribundos desahuciados a petición de los parientes.

Clasificaciones de la eutanasia

   

En el medio hispanohablante se han introducido conceptos de la evaluación ética de la eutanasia y se la califica de directa o indirecta en cuanto existe o no la intención de provocar primariamente la muerte en las acciones que se realizan sobre el enfermo terminal.
En el contexto anglosajón, se distingue entre la eutanasia como acción y la eutanasia como omisión (dejar morir).

Su equivalente sería eutanasia activa y eutanasia pasiva, respectivamente.

También se utilizan, en forma casi sinónima, las calificaciones de positiva y negativa respectivamente.

Sin embargo, la Organización Médica Colegial española y otras instituciones no aceptan la distinción terminológica entre «activa» y «pasiva», porque lleva a confusión.
Consideran que la eutanasia es siempre deontológicamente condenable.

Cosa bien distinta puede ser el acto médico de suspender un tratamiento   inútil.

           
              Por lo general la eutanasia se divide en:


1.   
Eutanasia directa
Adelantar la hora de la muerte en caso de una     enfermedad incurable, esta a su vez posee dos formas:

a) Activa: Consiste en provocar una muerte indolora a petición del afectado; el caso más frecuentemente mostrado es el cáncer, pero pueden ser también enfermedades incurables como el sida. Se recurre, como se comprende, a sustancias especiales mortíferas o a sobredosis de morfina.

b)Pasiva: Se deja de tratar una complicación, por ejemplo una bronconeumonía, o de alimentar por vía parenteral u otra al enfermo, con lo cual se precipita el término de la vida; es una muerte por omisión. De acuerdo con Pérez Varela la eutanasia pasiva puede revestir dos formas: la abstención terapéutica y la suspensión terapéutica. En el primer caso no se inicia el tratamiento y en el segundo se suspende el ya iniciado ya que se considera que más que prolongar el vivir, prolonga el morir». Debe resaltarse que en este tipo de eutanasia no se abandona en ningún momento al enfermo.

2.    Eutanasia indirecta

Consiste en efectuar procedimientos terapéuticos que tienen como efecto secundario la muerte, por ejemplo la sobredosis de analgésicos, como es el caso de la morfina para calmar los dolores, cuyo efecto agregado, como se sabe, es la disminución de la conciencia y casi siempre una abreviación de la vida. Aquí la intención, sin duda, no es acortar la vida sino aliviar el sufrimiento, y lo otro es una consecuencia no deseada.




Aspectos teóricos

1.1.      Etimología y conceptos de la eutanasia

Hoy  en  día, gracias a los avances de la medicina se consigue alargar significativamente la vida de los pacientes, pero no siempre se tiene en cuenta la voluntad de estos, ocasionándoles con esa continuación una vida llena de graves padecimientos.

          La palabra eutanasia etimológicamente deriva de los términos griegos   eu” y “thanatos” que significan buena muerte, dulce muerte o libre de sufrimientos.
Eutanasia, según indica el DRAE, es la acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes enfermos o terminales, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. También indica el DRAE que eutanasia es la muerte sin sufrimiento físico.

Para la catedrática Marina Gascón AbellánLa eutanasia consiste en provocar la muerte de otro por su bien, lo cual conduce necesariamente a acotar las circunstancias y supuestos (mayoritariamente ligados al contexto médico-asistencial) que dan sentido a esta actuación humanitaria, piadosa y compasiva”.
Para Gascón el elemento central que define la eutanasia no es la concurrencia o ausencia del consentimiento del sujeto que muere, ni la modalidad activa u omisiva de la conducta que provoca la muerte, sino los móviles que la animan.
También se considera a la eutanasia como todo acto u omisión cuya responsabilidad recae en personal médico o en individuos cercanos al enfermo, y que ocasiona la muerte inmediata de éste con el fin de evitarle sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de su vida.
Para que la eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario ha de contar expresamente con el consentimiento del enfermo.
En general, eutanasia significa el hecho de provocar una muerte fácil y sin dolores a un paciente que está próximo a morir por causa de una enfermedad terminal.
Fue Francisco Bacón en el siglo XVII quien lo empleo por primera vez. La práctica consistente en administrar las drogas, fármacos u otras sustancias que alivien el dolor, aunque con ello se abrevie su vida